
No es cursilería, es neurociencia emocional: la autocompasión, la aceptación de nuestras luces y nuestras sombras, y la autoestima profunda, son la base para poder ofrecer un amor sano a los demás. Quiroz Adame lo resume así: “El amor es un acto de creación. No es algo que se encuentra, es algo que se construye.”